jueves, 28 de febrero de 2008

Traviesas

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Traviesa, infinita sucesión de traviesas, (así veían mis ojos el futuro). Una estación inmensa en cada pueblo. Trenes, cambio de agujas.Mis zapatillas pisaron las vías cuando era niña. En realidad siempre me han tenido cerca o yo a ellas. Es complicado caminar con tacón alto y no perder el equilibrio.
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Cosidos unos a otros, como las traviesas, voy hilando recuerdos, atravesando túneles, puentes, unos tras otros.
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Los mismos perros de antaño siguen ladrando en las lentas noches de invierno, hasta los que enterramos en el terraplén con vistas al ferrocarril, ladrán más fuerte y nítido que los vivos. A la mañana siguiente me contó mi abuela, que un hombre pobre se había tirado a la vía y la guardia civil acordonaba el puente desde el que se lanzó desesperado ¿se lanzó? al abisal fondo de hierro y piedra. Se marchó sin maleta, sin nada en los bolsillos.
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2 comentarios:

MATISEL dijo...

Hola, yo tengo muchísimos buenos recuerdos de los trenes de la infancia, los de largo recorrido, en esos compartimentos antiguos y cerrados ocupados por varias personas con su comida a cuestas. Me encantaban, tan íntimos...Por contra, había hasta de tercera clase...

Y recuerdo el paso a nivel en donde tanta gente murió por cruzarlo cuando no debía.

Vías y vías, para hacer camino.

Abrazos

penelope tacones dijo...

Matilde:
Tomo nota de tus recuerdos.
Los monto en vagón preferente.