viernes, 27 de abril de 2012

Los espejos

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Y se vuelve, mira atrás. Tenía esa fijación marcada en lo verde. Estar allí no le devolvería nada de lo perdido. Aprendió cada rincón, cada ventana. Descubrió lo doliente de la luminosidad sepultada entre placas de uralita y chatarra. Sólo quedaban algunos árboles, algunas sendas aún marcadas. Todo aquello que se mostraba, no era más que un triste cementerio, abandonado en la memoria.
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Pero se vuelve, las lágrimas resucitan en los desiertos y por unos instantes los oasis se hacen visibles. En cada parpadeo se apaga un faro, una barca es arrastrada a la orilla, o un reloj detiene su minutero, mientras la sangre, circula frenética, por las abultadas venas de la blanca muñeca..
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Buscaba todo aquello que no aparece, lejos de cualquier mirada. Se recostó entre escombros, bajo las sombras de las moreras imaginarias y las hormigas. Después la luz, cegó sus ojos de nostalgia y ella, siempre regresaba a la frialdad de los espejos.

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