viernes, 27 de abril de 2012
María
Los espejos
miércoles, 15 de febrero de 2012
El reencuentro.

.No encuentro la forma, la geometría de un recuerdo, cuando ha vagado tantos años con su belleza inmaculada y cruzado todas las puertas que dejé abiertas, en aquella casa a la que siempre regreso. Las sillas del jardín no saben, hoy descoloridas, que reías sobre ellas, igual que lo hace la lluvia que las enmohece, porque la luz de aquellos días, nunca tuvo tanto regocijo cuando invadió tus iris y yo ,te miraba y me reflejaba en ellos.
.En ellos, Alicia de aquí para allá y desaparecía tras las palmeras y se ruborizaba, le estallaba el corazón, granada madura, diamantes que flotaban sobre los parterres. El reloj en tu delgada muñeca, marcaba ausencias jamás dormidas, minutos que no desaparecieron por más que las manecillas girasen y girasen. ¡No se puede, no se puede retroceder!, después de quince mil días, vuelvo a sentarme en tu falda y escuchar cantar aquellos pájaros que no existen, o aquel viento de levante, que revolvía tu pelo en las tardes de verano.
.Pero te he encontrado, hemos sabido que nada es imposible, que la estación, volverá a ser punto de llegada y de partida, túnel del tiempo, oscuro tránsito, la chistera donde asomarán rostros cambiados, caras transformadas, besos que saludarán la gloria que no se llevó el pasado, porque no hay abismo en el que se pueda arrojar un reencuentro. Me dijiste que te habían arrebatado sin piedad, todos los recuerdos, aquellas fotografías en blanco y negro en las que reconocería, el amado rostro de la inocencia.
. Tenía que abrazarte, reconquistar el perfume, arrebatarle los sueños a la muerte de arena, porque late, late aún el corazón bajo las marquesinas de los fantasmas, pero todavía nos cubre carne hecha amor, piel tatuada con anhelo, deseo de no olvido. Cuando llegue el tren a la estación, bajarán al andén todos los paisajes que guardo en los puños, todos aquellos que partieron te darán la mano, besarán tu frente, ungirán con soles y calas tu cabeza y serás la aparición que mostraban de noche la ventanas.
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jueves, 30 de junio de 2011
El verano

miércoles, 4 de mayo de 2011
En un rincón, todavía la luz

4 de Mayo.
18 de Marzo.
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miércoles, 8 de septiembre de 2010

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martes, 29 de junio de 2010
Luichi

miércoles, 16 de junio de 2010
lunes, 30 de noviembre de 2009
Piedras de Ceuta

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Esperaba, se hacía larga la espera. Cuándo regresará de aquel viaje.
Vedrían de aquel lugar al sur, frente a Africa, donde convivían españoles con musulmanes, donde objetos de otras tierras llenaban las tiendas en las que ella, entraría a comprar aquellas zapatillas de piel rojas, con un timón blanco dibujado en su parte delantera.
lunes, 23 de noviembre de 2009
La casa, la cristalera

Ni rastro de ella desde hace años, salvo dentro de mí, donde se van encendiendo sus luces y cerrando ventanas, donde a veces, suena el viejo teléfono negro de la entrada, donde ladra todavía aquella perra, y la cocina, huele a pestiños por estas fechas.
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viernes, 24 de octubre de 2008
Injerto vegetal
Negro su cuerpo, lo amaba cada día, lo abrazaba, le hablaba, me acogía de luz y sombras. Era húmedo, firme, cálido, exhalaba nieblas blancas por las mañanas frías de invierno, era refugio, hogar.
martes, 16 de septiembre de 2008
El primo Fernandín
viernes, 20 de junio de 2008
Piedrecitas al tren

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viernes, 30 de mayo de 2008
Los armarios de mis tías
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Querido Hugo:
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lunes, 31 de marzo de 2008
Yo estuve una vez en el cielo

Las vías del tren siempre cerca, la casa blanca rodeada de verde; árboles élficos, flores parlantes, caminos encantados y el lugar prohibido, salvaje, en el que jamás debíamos adentrarnos bajo ningún pretexto. La cocina siempre llena de aromas y latas de aceite, boniatos, patatas, jarras con leche... y gente entrando y saliendo, tan familiar ayer, como extraños o ausentes hoy.
En el salón, el reloj marcaba contundente las horas con una alarmante campanada. Para qué servía el tiempo me preguntaba, sino para marcarnos de palitos el corazón. Sí el tiempo eran los días y las estaciones, aquella especie de letargo al sol de quién ignora la noche.